Se trata de poner al lado de cada una de las cuatro esquinas las cuatro plantas arómáticas del entorno: Té de roca, Tomillo (Tremoncillo), espliego (espígol) y romero junto a los animáles de la fauna de los alrededores: la perdiz, la codorniz, la liebre, el conejo, las palomas, la fuina y la rabosa. Todas esas imágenes van acompañadas con unos versos alusivos de grandes poetas y escritores.
Si en un principio la idea fue trasladar el rededor al interior de la ermita de forma más explícita y completa, al final tratando de no perder la luminosidad del blanco que se ha puesto detrás de los cuadros se ha simplificado a unas pequeñas imágenes que no tapan la luz de forma significativa, pero que animan al conjunto y le dan un nuevo interés también.
Se completa esa comunicación con el exterior con una pintura en el coro en la que en una banda que va de lateral a lateral y que representa lo que se ve desde lo alto de la ermita en una visión de 360 grados.
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